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http://repositorio.sangregorio.edu.ec/handle/123456789/2837
Título : | Fortalecimiento organizativo con enfoque de género a través de la convergencia entre la Gestión del Diseño, la Comunicación al Desarrollo y al Cambio Social: Reflexiones disruptivas sobre los procesos de desarrollo local de las organizaciones de mujeres en la provincia de Manabí. |
Autor : | VERA LOOR, JENNY AVELLÁN CEDEÑO, MARÍA FABIOLA |
Palabras clave : | CONVERGENCIA ENFOQUE DE GÉNERO FORTALECIMIENTO ORGANIZATIVO GESTIÓN DEL DISEÑO CAMBIO SOCIAL REFLEXIONES DISRUPTIVAS |
Fecha de publicación : | 2022 |
Editorial : | USGP PORTOVIEJO |
Resumen : | En un mundo globalizado e hiperconectado a través de nuevas tecnologías, la manera de explorar, descubrir, comunicar y transmitir realidades ha cambiado, y con ello, el protagonismo superfluo y discriminatorio que imponen los estereotipos de género, en un contexto de inequidad y violencia que afecta principalmente a las mujeres, sus organizaciones y sus procesos de desarrollo. Esto, se ha evidenciado de acuerdo a lo indicado por organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud que estima que alrededor de una de cada tres mujeres ha sufrido algún tipo de violencia en algún momento de su vida cuyas repercusiones afectan significativamente la salud física, mental, sexual y reproductiva (OMS, 2021). Asimismo, la CIDH ha advertido constantemente acerca del contexto en el que crecen las niñas y adolescentes en la región debido a que está marcado por la violencia y la discriminación estructural hacia las mujeres que tiene un arraigo profundo en los estereotipos de género que prevalecen en estos países latinoamericanos y afecta el desarrollo no sólo de las mujeres desde una perspectiva individual, sino que afecta también a las comunidades de las que son parte debido al elevado nivel de responsabilidad que tienen las mujeres en las mismas (OEA, 2019). De ahí que, se han activado desde hace décadas esfuerzos internacionales para contribuir con la reducción de brechas entre hombres y mujeres procurando una igualdad de oportunidades que permitan mejorar sus procesos de desarrollo, tal es el caso de ONU Mujeres que ha promovido la participación de las mujeres en los diferentes ámbitos de la vida centrándose en cinco áreas prioritarias que comprenden el liderazgo y la participación; poner fin a la violencia contra las mujeres; los procesos de paz y seguridad; el empoderamiento económico de las mujeres; la planificación y elaboración de presupuestos nacionales (ONU Mujeres, 2015). Este enfoque de género, ha sido incorporado en las diferentes metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles planteados en el marco de la Agenda 2030 para afrontar los desafíos más urgentes en diversos temas, siendo uno de ellos la igualdad de género y la violencia contra la mujer en virtud de garantizar sus derechos y promover escenarios que permitan un mayor empoderamiento e inclusión (ONU Mujeres, 2018). Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados para mejorar la participación de la mujer en los diferentes procesos de desarrollo, aún persisten brechas importantes entre hombres y mujeres que las ubican “en las escalas inferiores de una estructura de producción y acumulación jerárquica y contradictora” que se indicaban hace más de tres décadas atrás (Benería y Sen, 1982, p. 69), especialmente aquella mujer que se identifica como productora artesanal, que no tiene control sobre los recursos económicos y que además, está incluida en las labores temporales y estacionales, cuya principal responsabilidad ha sido el trabajo doméstico, la reproducción y el cuidado de hijas e hijos, un trabajo no remunerado, evidenciando una brecha que se amplía cada vez más por una estructura de producción explotadora asociada con la penetración del capitalismo que impide a la mujer integrarse a los procesos de desarrollo en condiciones de igualdad. En consecuencia, se origina la violencia, que según Corsis (2010) “se expresa a través de conductas y actitudes basadas en un sistema de creencias sexista y heterocentrista, que tienden a acentuar las diferencias apoyadas en los estereotipos de género, conservando las estructuras de dominio que se derivan de ellos” (p.14). Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC, 2019) “el aporte de las mujeres al cuidado dentro del hogar es del 76% mientras que los hombres corresponden al 24% respectivamente”, una situación que dificulta el involucramiento como gestoras del cambio en la sociedad a niveles socio económicos. Esta realidad exige cada vez más de una visión transversal que permita analizarla con un enfoque de género multidisciplinario que contemple los elementos de género, mujer y desarrollo como un todo, pues esta perspectiva ofrece una concepción feminista del mundo y la vida, estructurada a partir de la ética y una filosofía poshumanista que forma parte de esa reflexión disruptiva que critica la concepción androcéntrica de la humanidad, pues se busca contribuir con una nueva configuración de la historia, la sociedad, la cultura y la política con una resignificación de las mujeres (Lagarde, 2018) donde son las protagonistas de importantes cambios sociales. En relación a la lucha constante que ha tenido la mujer para ganar más espacios y reducir las brechas que persisten en diferentes ámbitos de la vida con los hombres, es necesario entender que se precisa de una mayor participación femenina en los diferentes espacios en virtud de alcanzar una sociedad más igualitaria; esto es posible, a través de acciones que permitan tejer una red transformadora donde las mujeres no sólo participen del cambio, sino que puedan promoverlo al dotarse de herramientas que permitan mejorar las condiciones de vida de sus comunidades y, a su vez enseñen a otras a hacerlo, convirtiéndose de esa manera en gestoras de la transformación social (Comunidadmujer, 2018). Es importante entender que, al hacer referencia al enfoque de género, se enfatiza en la importancia del constructo sociocultural que representa el género entendiendo las intervenciones de éste en las diferentes áreas que son influenciadas por las características estructurales de la sociedad, así como todas las intervenciones que pueden influir en las relaciones de género y desarrollo (Varias autoras, 2018). Este aspecto resulta significativamente relevante en la Gestión de Diseño debido a que es una visión que da cuenta de la relación entre género y desarrollo como factores transformadores mutuamente influyentes que invitan a integrar ese enfoque a las diferentes etapas de intervención (diagnóstico, planificación, implementación, supervisión y evaluación). A la hora de buscar soluciones a problemáticas identificadas en la sociedad, la Gestión del Diseño permite generar procesos disruptivos de planificación, ejecución, monitoreo y evaluación. Borja de Mozota (citado en Escobar y Díaz, 2017) sitúan el Diseño como un proceso creativo y de gestión, cuyo papel radica en la creación de valor, otorgándole un elemento diferenciador, coordinador y transformador. Es en este punto, donde surge el interés por no sólo reconocer el papel protagónico de la mujer en la Gestión de Diseño para un significativo cambio social, sino que se precisa de la Comunicación para el Desarrollo, con la intención de mostrar al mundo las transformaciones que tienen lugar en los espacios donde las mujeres se organizan para favorecer el progreso y crecimiento. La Comunicación al Desarrollo y al Cambio Social, según Gumucio, (2011) intenta construir un diálogo auténtico en los sectores donde se han identificado problemáticas, estimulando la participación, construyendo ciudadanía y devolviendo la palabra a las personas, convirtiéndolas en agentes centrales de su propio desarrollo, fomentando el respeto a la cultura desde lo local y el contexto histórico como base fundamental para la construcción de identidades propias de un territorio. Esta convergencia da como resultado el camino hacia la construcción de propuestas para contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de las personas aportando, particularmente, a la reactivación socio económica de poblaciones que han sufrido afectaciones tanto por fenómenos naturales como el terremoto de 2016, que dejó muerte y destrucción en la provincia de Manabí, y una pandemia que fue declarada en enero del 2020 por la Organización Mundial de la Salud, que obligó un confinamiento global, paralizando las actividades en más de 114 países (OMS, 2020). Si bien, la creatividad está vinculada con la identificación de oportunidades en medio de la crisis que conducen a nuevos proyectos, tomando como punto de partida el futuro, para darle espacio a los sueños y a los deseos, con la finalidad de remitir procedimientos estratégicos de fortalecimiento organizativo en busca de la consolidación de acciones concretas y ajustadas a la realidad. Y es la prospectiva, como instrumento de la Gestión del Diseño, una vía constructora del futuro que además de permitir su diseño, aporta elementos muy importantes al proceso de planeación y a la toma de decisiones, ya que identifica peligros y oportunidades de determinadas situaciones futuras mediante alternativas viables. A través de la participación colectiva de todas y todos, se promueve el intercambio de ideas, lo que crea la oportunidad de resolver conflictos y de corregir interpretaciones erróneas entre las partes involucradas. Al compartir un objetivo común, el análisis de las capacidades y potencialidades, se promueve la cohesión social. En la actualidad, muchas mujeres se han reconocido, redescubierto y deconstruyendo progresivamente, en pos de tomar las riendas de sus destinos, a través de la creación de colectivos, asociaciones y organizaciones para replicar la lucha por la reivindicación de sus derechos y la disminución de la brecha económica y social, evidenciado un despertar en el colectivo femenino que llama y motiva a otras mujeres a superarse y a trabajar en función de su independencia y libertad. Esto se evidencia en su participación activa en espacios de liderazgo y toma de decisiones, que les ha permitido ejecutar acciones tanto para la creación de mecanismos legales que las proteja de manera integral, como para el fomento de emprendimientos, fortaleciendo la resiliencia, apuntando al desarrollo socio económico y conquistando sitios donde históricamente no han logrado acceder (CISP, 2019). En este particular, es preciso hacer referencia a diversas organizaciones de mujeres que han orientado su accionar hacia la implementación de actividades económicas en beneficio de sus familias en Ecuador, especialmente luego del terremoto de 2016, que azotó la provincia de Manabí, en el que se evidenció “la activa participación de las mujeres en los procesos de reconstrucción de medios de vida y de las economías locales, liderando acciones importantes, aunque no siempre han participado como tomadoras de decisiones en las políticas o programas de reconstrucción” (CISP, 2019, p. 38). A este punto, es necesario plantear la siguiente pregunta ¿Se pueden generar mecanismos de fortalecimiento organizativo con Enfoque de Género, a través de la convergencia entre la Gestión del Diseño y la Comunicación al Desarrollo y al Cambio Social, para erradicar la violencia estructural que mantiene e incrementa la subordinación y no permite el despegue socio económico de las organizaciones de mujeres del sector rural? |
URI : | http://repositorio.sangregorio.edu.ec/handle/123456789/2837 |
Aparece en las colecciones: | Maestría en Diseño mención: Gestión del Diseño |
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